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ATT. JAIR

domingo, 31 de mayo de 2009

La agresividad de los adolescentes con sus padres, cuestión de amígdalas


La adolescencia es una fase crucial en el desarrollo de los circuitos neuronales relacionados con el comportamiento y la afectividad, aunque los especialistas tratan de desentrañar cómo la estructura cerebral influye en la actitud de los jóvenes problemáticos.

Ahora, investigadores australianos y estadounidenses han identificado regiones del encéfalo cuya forma y tamaño están directamente relacionados con la agresividad típica de esta etapa de la vida, en la que suelen surgir conflictos familiares, sobre todo con los padres.

Los resultados del estudio, dirigido por el Centro de Neuropsiquiatría de la Universidad de Melbourne y publicado en «PNAS», sugieren que los adolescentes con mayores amígdalas se enfrentan con más agresividad a sus progenitores.

Para demostrarlo, los psicólogos estudiaron los vínculos entre la estructura cerebral y la conducta afectiva de 137 voluntarios en su primera adolescencia. Al revisar los datos obtenidos, concluyeron que existe una relación directa entre la forma y el volumen de varias partes del cerebro y la agresividad.

Javier Quintero, jefe de Psiquiatría del Hospital Infanta Leonor de Madrid, explica que la comparación del tamaño de las amígdalas representa una línea de estudio en Psiquiatría que se relaciona con la violencia. «Los problemas de agresividad en adultos suelen tener origen en la adolescencia, llevando incluso a delinquir». Sin embargo, el tamaño de las amígdalas «no sirve para diagnosticar», es decir, que un volumen mayor no significa que la persona sea necesariamente agresiva.

Las amígdalas son un par de glándulas, situadas en el fondo del paladar, que forman parte del cerebro e integran el sistema límbico, responsable del control de los sentimientos y las pulsiones, y que evita que se desate la violencia en momentos de tensión emocional y en la adolescencia, el sistema está inmaduro, razón por la que algunos jóvenes controlan peor su agresividad.